Las personas mayores y las personas con discapacidad ante las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones son un medio idóneo para facilitar la integración y mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y de las personas mayores. Permiten el acceso a múltiples productos y servicios y facilitan las relaciones sociales, permitiendo superar barreras geográficas, acortar distancias y abrir nuevas vías de participación y de cooperación.
Sin embargo, lo cierto es que, en la actualidad, las personas mayores y las personas con discapacidad siguen teniendo problemas a la hora de acceder a esas nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones de las que tanto podrían beneficiarse.
La aplicabilidad real de las nuevas tecnologías en el caso de las personas con discapacidad y las personas mayores no corre paralela a sus posibilidades teóricas, debido a las limitaciones que afectan a la disponibilidad, asequibilidad, usabilidad y accesibilidad de los nuevos medios tecnológicos.
En este sector de complejidad y competitividad creciente, puede existir la tentación por parte de industriales y proveedores de centrar la atención en los segmentos del mercado que plantean una demanda agregada mayor o que tienen una mayor capacidad de pago y descuidar las necesidades de los demás usuarios, aumentando el riesgo de marginación de los grupos de mayor vulnerabilidad social.
Frente a esta tentación, la industria debería entender que un sistema o servicio de comunicación resulta más atractivo para el consumidor cuando permite el acceso de todas los potenciales usuarios y no sólo una parte. El éxito o el fracaso de un nuevo servicio depende en gran medida del número de usuarios potenciales y en la actualidad más del 20% del mercado de la Unión Europea lo constituyen personas mayores o con discapacidad.
Lograr un ajuste entre la lógica del marcado y las necesidades de los diversos grupos sociales no debería ser difícil: los servicios necesitan llegar a ser accesibles a todos los usuarios para lograr un mayor éxito difusión, y las personas mayores y con discapacidad necesitan acceder a estos servicios para poder beneficiarse de las enormes posibilidades que representan y para incorporarse con pleno derecho a la sociedad de la información. Este beneficio se produce en las dos direcciones, porque productos o servicios concebidos para personas con discapacidad son o pueden ser útiles a otros usuarios, como por ejemplo el teléfono manos libres, y productos y servicios destinados a un segmento concreto del mercado pueden ofrecer oportunidades a las personas con discapacidad, como por ejemplo el videoteléfono, que tan útil está resultando para los sordos aunque fue pensado, en principio, para usuarios sin deficiencias.
Sin embargo, lo cierto es que, en la actualidad, las personas mayores y las personas con discapacidad siguen teniendo problemas a la hora de acceder a esas nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones de las que tanto podrían beneficiarse.
La aplicabilidad real de las nuevas tecnologías en el caso de las personas con discapacidad y las personas mayores no corre paralela a sus posibilidades teóricas, debido a las limitaciones que afectan a la disponibilidad, asequibilidad, usabilidad y accesibilidad de los nuevos medios tecnológicos.
En este sector de complejidad y competitividad creciente, puede existir la tentación por parte de industriales y proveedores de centrar la atención en los segmentos del mercado que plantean una demanda agregada mayor o que tienen una mayor capacidad de pago y descuidar las necesidades de los demás usuarios, aumentando el riesgo de marginación de los grupos de mayor vulnerabilidad social.
Frente a esta tentación, la industria debería entender que un sistema o servicio de comunicación resulta más atractivo para el consumidor cuando permite el acceso de todas los potenciales usuarios y no sólo una parte. El éxito o el fracaso de un nuevo servicio depende en gran medida del número de usuarios potenciales y en la actualidad más del 20% del mercado de la Unión Europea lo constituyen personas mayores o con discapacidad.
Lograr un ajuste entre la lógica del marcado y las necesidades de los diversos grupos sociales no debería ser difícil: los servicios necesitan llegar a ser accesibles a todos los usuarios para lograr un mayor éxito difusión, y las personas mayores y con discapacidad necesitan acceder a estos servicios para poder beneficiarse de las enormes posibilidades que representan y para incorporarse con pleno derecho a la sociedad de la información. Este beneficio se produce en las dos direcciones, porque productos o servicios concebidos para personas con discapacidad son o pueden ser útiles a otros usuarios, como por ejemplo el teléfono manos libres, y productos y servicios destinados a un segmento concreto del mercado pueden ofrecer oportunidades a las personas con discapacidad, como por ejemplo el videoteléfono, que tan útil está resultando para los sordos aunque fue pensado, en principio, para usuarios sin deficiencias.
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