Indormas
Mi madre me decía que andaba siempre enredando con mis indormas. Después de muchos años, he caído en la cuenta de que no sé muy bien lo que significa esa palabra que, sin embargo, tan bien parecía definirme. No está en el diccionario de la Real Academia y Google, si se busca en plural (que es como normalmente se usa la palabra) no da ningún resultado. En singular, Google refiere una quincena de páginas en español que contienen la voz "indorma", pero en la mayoría de ellas lo que hay es una errata en la palabra "informa", causada sin duda por la proximidad de la D y la F en los teclados QWERTY. Hay, sin embargo, una entrada (El fichero lexico del habla de Soria, de José Luis Herrero, del Centro Regional de la UNED en Soria, http://web.usal.es/~joluin/investigacion/soriafichero.pdf) que me ha permitido confirmar que la voz "indorma" se utiliza en Soria con un contenido semántico similar al que presenta en la comarca de Cazorla.
Según Herrero, que ha documentado el uso de la voz en Cerbón, una localidad de medio centenar de habitantes de la provincia de Soria, indorma significa "treta o artificio", y es una probable deformación de indrómina, que se utiliza para "enredo" en Salamanca, y que he podido comprobar que también es de uso común en León, Zamora y Extremadura para designar las mentiras o exageraciones a que algunas personas son dadas. Herrero añade que indrómina
Los ejemplos de uso de la voz andróminas en la literatura son varíados. Galdós, en un pasaje de "La desheredada", de clara influencia cervantina, la utiliza con el valor de idea falsa o fantasiosa, con la que se enreda el razonamiento:
- ¿Para qué andar con farsas? No somos hijos de don Tomás Rufete ni de doña Francisca Guillén. Esos dos señores, a quienes yo quiero mucho, muchísimo, no fueron nuestros padres verdaderos. Nos criaron fingiendo ser nuestros papás y llamándonos hijos, porque el mundo... ¡Qué mundo éste! [...]
- ¿De dónde has sacado esas andróminas? ¿Quién te ha metido esta estopa en la cabeza? -le pregunta su tía, la Sanguijuelera.
- Mi tío el canónigo.
En Niebla, Unamuno pone la palabra andróminas en boca de Ludivina, cuando intenta dar un contrapunto de sensatez a las elucubraciones de un Augusto alterado tras descubrir su condición de personaje de ficción:
Llegó a su casa, Ilamó, y Liduvina, que salió a abrirle, palideció al verle.
—¿Qué es eso, Liduvina, de qué te asustas?
—¡Jesús! ¡Jesús! El señorito parece más muerto que vivo... Trae cara de ser del otro mundo...
—Del otro mundo vengo, Liduvina, y al otro mundo voy. Y no estoy ni muerto ni vivo.
—Pero ¿es que se ha vuelto loco? ¡Domingo! ¡Domingo!
—No llames a tu marido, Liduvina. Y no estoy loco, ¡no! Ni estoy, te repito, muerto, aunque me moriré muy pronto, ni tampoco vivo.
—Pero ¿qué dice usted?
—Que no existo, Liduvina, que no existo; que soy un ente de ficción, como un personaje de novela...
—¡Bah, cosas de libros! Tome algo fortificante, acuéstese, arrópese y no haga caso de esas fantasías...
—Pero ¿tú crees Liduvina, que yo existo?
—¡Vamos, vamos, déjese de esas andróminas, señorito; a cenar y a la cama! ¡Y mañana será otro día!
«Pienso, luego soy —se decía Augusto, añadiéndose—: Todo lo que piensa es y todo lo que es piensa. Sí, todo lo que es piensa. Soy, luego pienso.»
En mi búsqueda he podido constatar que las voces andrómina e indrómina tienen muchos otros significados. En Cañamero (Cáceres) indrómina se usa para referirse a las personas mandonas, y en muchos otros lugares andróminas designa muebles o trastos viejos, e incluso se usa, en acepción reciente, para referirse a los "gadgets" electrónicos a los que también soy bastante aficionado). Las andróminas vendrían a ser, desde ese punto de vista, el equivalente semántico de los corotos de Venezuela, término extendido también por Ecuador, Colombia, Panamá, Santo Domingo y Puerto Rico, con el valor de trastos, trebejos, bártulos o baratijas.
A propósito de los corotos, Angel Rosenblat (Estudios sobre el habla de Venezuela. Buenas y malas palabras. Monte Avila Editores. Caracas, 1984) desmonta la hermosa versión etimológica que me contaron, hace ya muchos años, en Venezuela:
Sobre el origen de coroto hay una hermosa anécdota. Se dice que Guzmán Blanco trajo de París un lienzo de Corot, el famoso paisajista. El general solía recomendar machaconamente al servicio: ¡Cuidado con el Corot!. Las criadas empezaron a burlarse del coroto del general, y la expresión se extendió a objetos más diversos.
Una variante de la anécdota atribuye dos cuadros de Corot al general José Tadeo Monagas. Al desplomarse la dictadura monaguista el pueblo saqueó la residencia presidencia y arrastró por las calles los dos Corot, particularmente apreciados por el presidente. Uno de los excontertulios, al ver la suerte infortunada de los cuadros exclamó: ¡Adiós corotos!.
La explicación es demasiado bonita para ser verdadera. Además, la palabra coroto era general ya antes de la época de Guzmán Blanco, antes de la caída de los Monagas, que fue en marzo de 1858, y seguramente antes de la existencia misma de Corot.
El testimonio más antiguo que tenemos hasta ahora es de Núñez de Cáceres, en su Memoria sobre Venezuela y Caracas, probablemente de 1851 01852. Coroto era la cosa inútil, el cacharro roto. En toda la literatura venezolana son infinitos, y las acepciones, diversas. Puede designar un objeto de nombre desconocido o que no se quiere nombrar: ¡Alcánceme ese coroto!, ¿Qué coroto es ése?. O un objeto despreciable: ¡Tire ese coroto!. Pero puede abarcar todos los objetos de una casa, incluyendo los muebles, o todas las mercancías de un establecimiento, con la estantería: ¿Fulano se marchó con todos los corotos!, ¡Estoy mudando los corotos!. ¿Fulano con sus corotos!, se oye alborozadamente en las prisiones, porque es anuncio de libertad. Coroto puede ser también asunto, negocio. Es decir, que absorbe todos los usos de la palabra cosa: ¡Tengo hablarte de un coroto!, ¡Tengo que hacer un coroto!.
Estar metido entre los corotos es estar de punta en blanco, luciendo las mejores prendas. ¡Adiós, coroto! Es expresiva exclamación de asombro. Y entregar los corotos (como entregar los papeles) es morirse: ¡Qué vida! ¡El día menos pensado uno entrega los corotos!.
¿Y de dónde viene una palabra tan afortunada si nada tiene que ver con Corot? Su origen es realmente humilde. Como el de casi todas las cosas grandes. Es sin duda una voz indígena.
1 Comentarios:
En gallego se usa, aunque tampoco la encuentro documentada: "¡tes cada indorma"!--> "vaya ocurrencias tienes!"
Por
Frtorres - Bhagavata., hora: 07 febrero, 2021 02:16
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